CONTEXTO

CONTEXTO

PROPUESTA

INICIATIVA COSTERA

Constitución es una de las pocas ciudades que escapan al plan macrourbano planteado para nuestro valle central, debido a que es la única cuidad costera de la región del Maule, y como tal, subsisten muchas actividades propias de una cuidad costera. Turismo, pesca, deporte acuáticos, son algunas de las actividades típicas. La gente ha organizando sus actividades, logrando colectivos capaces de estrechar comunicaciones entre cada persona y su gran entorno. Ejemplo de esto son los pescadores artesanales de esta ciudad, que, a través de su Federación Regional de Pescar de Mar consiguieron la concesión Puerto Maguillines, el antiguo puerto de la ciudad.

ORILLEROS

Ahora, esta misma organización (FedePesca), incluye dentro de su colectivo a otra actividad muy relacionada, pero que aparece como ermitaña dentro de esta ciudad; es la de los orilleros o “temporeros del mar”. ¿Por que llamarlos temporeros del mar? Por que su trabajo es similar al de los temporeros del valle central, pero con una gran diferencia, su trabajo esta en el agua, cosechan los productos vegetales del mar. Luche, ulte, pelillo, y principalmente cochayuyo son los productos. Es ermitaña por que es invisible a la mirada del habitante, del visitante, y del mismo temporero que la ejecuta.


Adquiere fo
rma física en todo el borde costero, principalmente entre los meses de Octubre y Marzo. Hablar de forma física se refiere no solo del acto de la cosecha, sino que enfáticamente al habitar del borde costero, puesto que se apropian de la playa de una manera tan precaria como inteligente, instalando refugios donde su sentido común le indique. Cuevas, plásticos, puntales y otros elementos que habitualmente son desechos, se convierten en recursos útiles para su ocasional morada.


Vista desde el legar hacia el puerto




REFUGIO

A sabiendas de esto, y prestando atención a cada una de las chozas que se puedan encontrar en las playas que se extienden desde la ciudad hasta el puerto, encontramos dos choza que se mantenían en pie durante todo el año. Ubicadas en una playa tras el puerto, las chozas, que además cuentan con agua potable, se habían mantenido gracias a que la playa esta encuentra alejada, concurrida pero alejada, donde llegan mayoritariamente familias, pescadores deportivos, y surfers, puesto que el sector es ideal para este deporte. Hoy solo una de ellas sigue en pie, y es habitada de manera permanente por un pescador, que sin saberlo, la comparte con algunos pescadores de fin de semana que la encuentra desocupada cuando él no está.

La otra, erradicada hace un tiempo gracias a las gestiones de dueño de cabaña del sector, ubicada justo en frente de esta, pudo ser considerada como un refugio, ya que los orilleros no la habitaban constantemente, compartiéndola con otros refugiados ocasionales.


TEMPOREROS DEL MAR

Volviendo a un punto anterior, pescadores y surfers caben dentro del saco de “temporeros del mar”, puesto que, si bien, su actividad, en este caso, no es un método de sustento sino un deporte, están situadas en la orilla, condenadas a interactuar de alguna manera con la ola. El orillero la evade y se cobija en ella; el pescador deportivo la contempla y la analiza; el surfer la monta, y la acompaña desde que nace hasta que muere.

El lugar




PROPUESTA

Entonces, la propuesta se basa en el grueso de esta situación, partiendo desde la choza de orillero, convirtiendo su recinto habitable en un espacio multifuncional, que trascienda de un rol formal a uno multidisciplinario, donde quepan, primero, los orilleros; luego, pescadores y surfers; después, aquellos que visitan la playa solo por un día de paseo, hasta aquel que quiere estar solo, todos en un mismo espacio físico, pero en distinto espacio tiempo.

Este espacio opta, desde aquí se retrae del paisaje, y desde allá mete todo el paisaje dentro de él; a veces corta el viento, y en otras lo conduce dándole una voluntad; aquí cubre el sol, un metro más allá lo atenúa, y más allá lo exacerba; a veces cubre de la lluvia, otras la acumula. Este aparato, a pesar de ser rígido, permite al ocupante decidir que postura tomar frente al entorno. El llamarlo refugio, quiere decir que el espacio será concebido como tal, poniendo especial cuidado en que se conserve esta calidad, y la variedad de su posibilidades anteriormente descritas.

El espacio pretende resguardarse a si mismo conservando una condición de refugio establecida por su relación con el suelo, permeabilidad de sus paramentos, distancia de la cabeza con el cielo, y la forma de habitar dentro del cobijo.